Tener los niveles de presión arterial elevados en la mediana edad se relaciona con un mayor daño cerebral durante la vejez, según un nuevo estudio publicado en European Heart Journal, la revista de la Sociedad Europea de Cardiología, en el que se analizaron los datos de 37.041 individuos registrados en el Biobanco del Reino Unido, un amplio grupo de personas de entre 40 y 69 años, reclutadas de la población general, y de las cuales se disponía de información médica, incluidas resonancias magnéticas cerebrales.
Para realizar el estudio, la doctora Karolina Wartolowska, investigadora clínica del Centro para la Prevención de Accidentes Cerebrovasculares y Demencia de la Universidad de Oxford (Reino Unido), buscó daños en el cerebro conocidos como “hiperintensidades de la materia blanca” (WMH por sus siglas en inglés), que se pueden observar en las imágenes de resonancia magnética como regiones más brillantes, y que indican un daño en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro que se incrementan con el envejecimiento y la presión arterial.
Las WMH se asocian a un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, demencia, discapacidades físicas, depresión y alteración de la capacidad de pensamiento. Según la Dra. Wartolowska “no todas las personas experimentan estos cambios a medida que envejecen, pero están presentes en más del 50% de los pacientes mayores de 65 años y en la mayoría de las personas mayores de 80 años, incluso sin presión arterial alta, pero es más probable desarrollarlos y que sean más graves con una presión arterial más alta”.
Vigilar la tensión para prevenir el deterioro cerebral
Los resultados de la investigación mostraron que existía una fuerte asociación entre la presión arterial diastólica antes de los 50 años y el daño cerebral a largo plazo, incluso si la presión arterial diastólica estaba dentro de lo que normalmente se considera un rango saludable. Los investigadores observaron que cualquier aumento en la presión arterial, incluso por debajo del umbral de tratamiento habitual de 140 mmHg para la sistólica y menos de 90 mmHg para la diastólica, se relacionó con un aumento de la WMH, sobre todo cuando las personas estudiadas seguían un tratamiento para la hipertensión. Así, por cada aumento de 10 mmHg en la presión arterial sistólica por encima del rango normal, la proporción de carga de WMH aumentó en un promedio (mediana) de 1.126 veces, y en 1.106 veces por cada aumento de 5 mmHg en la presión arterial diastólica.
La Dra. Wartolowska ha señalado que hicieron dos hallazgos importantes. El primero fue que la presión arterial diastólica en personas de 40 y 50 años se vinculaba a un mayor daño cerebral años después, lo que significa que para prevenir el deterioro del tejido cerebral hay que mantener unos niveles adecuados tanto de la presión arterial sistólica, como de la presión arterial diastólica.